“Estuve haciendo la investigación tanto en internet y en fotos antiguas de mi familia. Clarísimo que la tendencia era cascada, caída de follajes ligeros y flores dispersas. De hecho, sí había un rango de complejidad, desde sólo follaje hasta unos atiborrados de flores y de gran tamaño.
Tomé por inspiración los ramos de mi bisabuela paterna y mi tía Karina, la hermana de mi abuelo. El principal componente fue el jazmín blanco. Lo acompañé de azahar de novia, otro elemento icónico de antaño. Para agregarle un toque de modernidad usé algunas mini rosas de jardín y claveles blancos. Usualmente se usaban lirios blancos pero en este diseño preferí mantener una onda más simple y romántica.
Siempre manteniendo la idea de naturalidad, amo las cascadas con movimiento, sin imposiciones, dejando que las flores fluyan con su propia energía.”